Entre tantas emociones, el Mundial dejó una imagen muy particular que explotó en redes sociales y que expuso a nivel global cómo, en 2 segundos, la reputación se puede ir al abismo.
El miércoles 7 de diciembre, durante la rueda de prensa de la Selección brasileña, previo a su choque con Croacia, Vinicius Rodrigues, encargado de prensa de cuadro carioca, decidió lanzar de la mesa, y de manera despectiva, un pacífico gato que, desde entonces, se convirtió en protagonista de miles de memes y anécdotas.
Talvez 30 o 40 años atrás esta escena no habría llamado la atención. Pero el Sr. Vinicius, formado en el tema de comunicaciones, olvidó que hoy uno de los factores mundiales incluido en la gestión de reputación es la responsabilidad social de las instituciones.
Y olvidó también que entre los temas más sensibles está la defensa del medio ambiente y, más aún, la protección de los animales.
El «acto hostil» de lanzar el gato en frente de decenas de cámaras y reporteros de todo el mundo tuvo amplias consecuencias, sin importar que al pequeño felino no sufriera ningún daño.
De un lado, fue considerado como un acto poco diplomático, toda vez que en Qatar los gatos tendrían una condición y un reconocimiento especial, basados en interpretaciones culturales.
Qatar y el papel de los gatos en su tradición: ojo a lo que cuenta un experto, informó WRadio.
Al perder la selección de Brasil frente a Croacia la frustración de los esperanzados seguidores de la selección sudamericana se desfogó conectando el desafortunado incidente con el resultado del encuentro. Entonces surgió «La maldición del gato».
El incidente tuvo incluso consecuencias jurídicas. Según reportes de medios, una alianza de ONG animalistas demandó a la Confederación de Fútbol de Brasil por maltrato animal. La multa podría ser de unos 200 mil dólares.
Independiente del resultado de esta acción, queda claro el tamaño del impacto de un hecho que el jefe de prensa del equipo, en su momento, consideró banal pues al instante se mostró reactivo a la crítica.
Moraleja. A las mascotas, ‘ni con el pétalo de una rosa’. Toda acción frente a una cámara, aún las que aparentemente son más inocuas o neutras, corren el riesgo en estos tiempos de redes sociales de convertirse en una bomba, en una crisis de reputación.
